Ejemplo 1.
Todorov, T. (1984). La conquista de América. New York: Harper and Row.
Este libro recapitula
una versión histórica de la conquista de las Américas. El autor, Tzvetan
Todorov, nos da ejemplos del problema del otro, el conquistado, y reconoce
claramente los avances tecnológicos del "yo" del conquistador. Según
el autor, uno de los grandes problemas de los indígenas es la incapacidad de su
sistema comunicativo; es decir que ellos no manejan el lenguaje de los
conquistadores ni entienden sus costumbres. En su libro La conquista de América, se desarrollan los diferentes problemas
que tuvieron los conquistadores y los indígenas. Sin embargo, en este libro,
aparecen algunas perspectivas dadas desde el punto del "yo"
colonizador. Uno de los temas principales es que Todorov sugiere que es
necesario conocer al otro para conocerse mejor. Su deseo de comprender, unir y
comparar los dos lados, desde una perspectiva europea, sugiere que aún hoy
existen las separaciones de continentes, países y culturas. Además, Todorov nos
presenta el problema del otro: el conocimiento europeo ante el conocimiento del
indígena tratando de comparar el uso de las referencias textuales y cómo éstas
contribuyeron a la historia de la conquista de las Américas. Por ejemplo,
Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Moctezuma, La Malinche, Durán, Sahagún, los
aztecas y los incas son representantes históricos que utiliza el autor para
plantear el problema de la conquista.
El descubrimiento (de
Colón)
La historia se va
formando y concretizando de acuerdo a la voz que la narra. En el primer capítulo
intitulado "El descubrimiento" se le alaba a Colón por todos los
esfuerzos y sacrificios que hizo para viajar al este. Toda la honradez, la
codicia y la fama que buscaba Colón se respetan pero también se critica desde
otra perspectiva. Se menciona que Colón originalmente quería llegar a Jerusalén
para convertir a los infieles al Cristianismo y que su propósito no era
simplemente encontrar el oro sino hallar al Gran Can que había mencionado Marco
Pollo en sus narrativas. Todorov lo llama una figura quijotesca, según él, ésa
era su misión original. En la versión histórica más conocida, Colón quería
llegar a las Indias por medio de viajar hacia al oeste porque buscaba una ruta
más corta para ampliar las oportunidades del comercio. ¿Cuál de las dos
perspectivas es correcta? Tal vez, Todorov lo representa como un semidios, pero
sus ambiciones también involucraban mucho egoísmo y etnocentrismo. Ambas
perspectivas pueden apoyarse de algún modo u otro. Parece que Todorov quiere
dar varias interpretaciones para que cuestionemos el "yo" y el
"otro". La primera connota un héroe devocionario y religioso que le
importa sólo la cristiandad y en la segunda connota un hombre valiente, curioso
y práctico.
En
cuanto a la relación entre Colón y los indígenas, vemos que Colón solía a proyectar
una identidad prefabricada al indígena. El presumía entender lo que los
indígenas querían decir e imponía su propio significado al discurso hablado de
los indígenas. Era mucho más probable que en realidad los indios no tienen
ningún lugar en la hermeneútica de Colón. A veces, nos los describe como buenos
y otras veces malos, depende de la situación en que se encuentra Colón sólo
asociaba sus principios teológicos con los indígenas y no con la naturaleza
(árboles y pájaros). Se puede notar que Todorov tiene varios conceptos de
Colón, por ejemplo, el poder dominante y la fe de Colón eran más grandes que en
cualquier otro hombre. Pero la contradicción que se encuentra por todo el libro
implica que el conocimiento del "otro" o del "yo" se puede
interpretar de varias maneras sin llegar a una conclusión. Colón nunca sale de
sus propias percepciones y en fin nunca llega a conocer a los indios, tal vez
porque nunca llega a conocer bien a su propia tierra de nacimiento.
La conquista
Todorov comenta la
historia de la interacción entre Cortés y Moctezuma y la conquista de los
aztecas en México. Según las perspectivas del autor, el emperador de los
aztecas es un líder indeciso, incapaz de proteger a su pueblo durante la
conquista. Se describe como un héroe débil, reservado y tímido (nunca quería
que le vieran su cara). Se menciona que podría ser un cobarde. ¿Según Todorov,
o según la historia mexicana? Al analizar la historia es casi imposible no
tener prejuicios. Todorov explica precisamente la debilidad de los vencidos y
sus problemas a la vez reproduciendo otra versión del "otro". Si se
examina la historia mexicana podríamos ver que Moctezuma era uno de los líderes
más poderosos de los aztecas y sus tácticas de guerra eran diferentes por otros
motivos. Los indios comenzaban a perder su fe en sus propios dioses porque no
veían ninguna ayuda, no les respondían sus deseos para darles consuelo. Todorov
no comenta mucho sobre el "otro". Sus debilidades son por falta de
comunicación física y espiritual. Al contrario, se comenta mucho el heroísmo de
Hernán Cortés y sus capacidades extraordinarios de manipular los signos y
utilizar el lenguaje como arma.
Moctezuma y los signos
El calendario de los
aztecas consistía de 13 meses y veinte días en cada mes. Cuando se sabía la
fecha de nacimiento se sabía también el destino de esa persona. Se dice que un
mundo sobredeterminado es un mundo sobreinterpretado. Los indios veían muchos signos
que tal vez les daban muchas ideas falsas del futuro, pero no se menciona que a
veces les daba ideas correctas hacia el futuro. Ellos no construyen su futuro,
no tienen libre albedrío, su vida se consideraba determinada desde un
principio. En vez de identificarse con la forma de vida que llevaban los
aztecas, sus avances intelectuales y sus interpretaciones del futuro, se diría
que Todorov sólo menciona las maneras en que se separa el uno del otro en vez
de comparar cómo se asemejaban las barreras culturales que interferían con el
conocimiento del otro. Parece que los aztecas tenían una ontología distinta a
la europea y la demostraban (en forma de actuación) de modos más simbólicos
(sacrificios, comunicación con la naturaleza, etc.). ¿No eran algunas de las
ideologías semejantes a algunos pensamientos del viejo continente? Su filosofía
de la vida predestinada también forma parte del pensamiento occidental.
Según
el autor, la comunicación indígena entre hombre y la naturaleza era más
estrecha y se veía sus vidas reflejadas en los sueños, idea congrua con algunos
pensadores psicólogos de hoy. Los incas, los aztecas y muchas tribus grandes
tenían la misma profecía que iban a venir "Dioses" del oeste para
conquistarlos. Es misteriosa la uniformidad del tiempo. Podemos comparar sus
profecías con aquellas de Nostradamus. Los indígenas tenían escuelas en que
aprendían escribir pero su modo comunicativo, según el autor, no era tan
avanzado como el alfabeto. Esta forma de comunicación que parecía inadecuada
para un español era otro motivo que tenían los españoles para civilizar a los
indígenas. Todorov dice que la disimulación que los aztecas hizo que perdieran
la conquista. Su sinceridad y su ingenuidad les hizo perder la guerra, tal vez
una técnica desventajosa para el guerrero nativo. Las maneras en que se
comunicaban para hacer los gritos de combate no ayudaban a disimular las
tácticas de guerras de los indígenas. Sus interpretaciones de la religión
católica eran sinónimas a la mentira. Los
indígenas decían, "I am a good Christian because I have learned to lie but
one day I will learn to lie big and will be a big Christian". Todorov
da al lector este ejemplo para demostrar cómo el indígena es forzado a aceptar
la religión católica porque los españoles ganaron la conquista por causa de la
comunicación simbólica entre el hombre y no sólo entre el hombre y la
naturaleza
Cortés y los signos
La importancia de la
Malinche como interpretadora para los españoles es una figura importante para
la victoria de los españoles. No sólo le llaman a Cortés "Malinche",
pero sin ella y la comunicación extraordinaria que tenía con los indígenas no
hubiera ganado la guerra. Ella representa una mezcla de las dos culturas. En
parte fue uno de los primeros ejemplos de la importancia de tener un intérprete
o traductor, y segundo cómo utiliza el idioma como arma para manipular las
conversaciones. En contraste, Todorov no menciona que en la cultura mexicana,
una Malinche tiene una connotación mala; es representativa de un traidor.
Los
aztecas ven una intervención divina y Cortés no lo ve, sólo interpreta todo lo
que está a su favor. Por ejemplo, Todorov dice que a Cortés no le gustaba
tumbar templos indígenas y la arquitectura de los indígenas porque quería
preservar la cultura. Se nota que quiere preservar la cultura artificial o la
representación de la cultura pero no quiere preservar las vidas de los aztecas.
Es parte del proceso de apropiación y conquista para empezar de nuevo una
civilización europea.
Se
menciona que el lenguaje es el "compañero" del imperio. En el caso de
Cortés su lenguaje se usaba para manipular y fingir para poder conquistar. Las
acciones del conquistador también servían para conquistar, demostraba que
estaba débil cuando, en realidad, estaba fuerte. Además los españoles tenían
muchos aliados en los indígenas que habían vivido bajo el dominio de los
aztecas. Los signos de Cortés se proyectaban un punto de vista muy subjetivo e
individual y los aztecas eran más lineales y colectivos en su manera de
comunicar.
Taking, Possession and
Destroying
Este capítulo se titula
"El Amor". Irónicamente, es un amor del paisaje y no de los
indígenas. Todorov escribe en detalle el motivo del genocidio que ocurrió.
Setenta millones de indígenas se murieron por tristeza, abuso, plaga, violencia
etc. Los españoles sugieren que no los mataron intencionalmente sino que fue a
causa de las enfermedades. Los conquistadores justifican sus conquistas de las
tierras y niegan aceptar la responsabilidad total de la masacre de los indios.
La distinción entre la masacre y el sacrificio son conceptos diferentes que tal
vez no se distinguían en la psicología de los españoles. El sacrificio se hace
voluntariamente enfrente de un grupo para un propósito personal. La masacre es
la victimización de una persona que se hace en desolación y sin ningún
arrepentimiento.
Igualdad o desigualdad
Todorov arguye que el
sistema penal que instalaron los españoles era una injusticia total. La misma
acción que se condena se aplica a los indígenas. Por ejemplo, si alguien
cometía el homicidio se le castigaba también de igual manera, un concepto que
todavía se practica en muchos lugares del mundo. Imponerles a los indígenas
estas reglas les daban la habilidad de hacer decisiones pero no había manera de
traducir estas reglas al lenguaje que podrían entender. Esta falta de
información se usaba en contra de los indígenas para no darles justicia. En
comparación con el sistema de hoy, los políticos no revelan información
pertinente para ganar un puesto en el gobierno.
En
esta época Bartolomé de las Casas tenía mucha empatía hacia los indios y
protestaba en contra de la violencia. Todorov menciona el perspectivismo que
comenzó a surgir con Las Casas. Él propone establecer un modo de comunicación
sin violencia y quiere conocer al otro desde el punto de vista del indígena. Se
decía que los nativos tenían su manera de demostrar la religión y su
espiritualidad. El sacrificio sería la manera "más preciosa" para
demostrar los sentimientos. Se proponía que la mezcla de las dos culturas
podría mejorar el aprendizaje. Todorov no menciona el desequilibrio entre los
indígenas y las Casas. El concepto de ser cura y amar a otra raza también
significa que hay que sufrir, entender sus sufrimientos y vivir como ellos. En
efecto, de las Casas nunca se une enteramente a la cultura de los indígenas
para poder verdaderamente amarlos y ayudarlos.
Durán y Sahagún
Estos hombres
representan la unificación y el sincretismo de las dos culturas. Durán era un
hombre que quería arrancar las raíces espirituales de los indígenas para que no
tuvieran pensamientos paganos. Veía el indígena como un signo de idolatría
porque sus costumbres aún veneraban a sus dioses antiguos. Todorov critica a
Duran por tratar de sincretizar la religión cristiana porque Durán proveía las
semejanzas entre las dos culturas, el mismo siendo convertido del judío a
cristiano. Además tenía la curiosidad de aprender más sobre el indígena.
A Sahagún
también le interesan mucho los indígenas y aprende el náhuatl. Él se convierte
en maestro en un colegio "élite" donde el aprendizaje de las dos
culturas se hace en forma recíproca entre el estudiante y el maestro. Así, los
indígenas aprenden el idioma y se apropian del lenguaje para oponerse a los
españoles. Este es un buen ejemplo de cómo se aprende de uno mismo a través de
la otra cultura.
En conclusión, Todorov capta una diversidad de
personajes históricos para examinar el problema del otro. La percepción del
otro se compara con las semejanzas del "yo". Desafortunadamente no había
semejanzas de idioma, de cultura y de religión que demostraban ninguna
simulación del "yo", lo cual establece la raíz de los problemas.
Todorov incluye un punto de vista con referencias a la historia vista desde
Europa. Esta distancia cultural limita su visión de los indígenas en cuanto a
otras interpretaciones históricas y contrastes que se encuentran. No describe
por completo los acontecimientos positivos de los indígenas sólo los derroches.
El concepto del "yo" que se demuestra en este libro La conquista de América, presenta una
imagen poderosa, etnocéntrica y controladora. El concepto del "otro"
se examina en la superficie del pensamiento central. En realidad el concepto
del "otro" no se ha examinado en equilibrio para hacer un estudio
crítico de los indígenas. Todorov nos plantea un comienzo de una investigación
muy difícil, el conocimiento del otro. Esta meta podría ser una paradoja
complicada si primero no concretizamos un auto-conocimiento del "yo".
Ejemplo 2.
Ejemplo 2.
El diálogo
entre la comunicología y las ciencias psicológicas
Si existe
una obra que podamos denominar como fundamental y prioritaria para el estudio
de la comunicación desde un enfoque sistémico, ésta es Teoría de la
comunicación humana. Sus autores son conocidos como miembros fundacionales
de los trabajos sobre comunicación realizados desde la denominada Escuela de
Palo Alto, también conocida como “Colegio Invisible” por sus particularidades
en la organización colectiva de sus trabajos e investigaciones.
Epistemológicamente, esta obra se ubica dentro de la dimensión
sistémica, pues sus aportaciones no van en la línea del positivismo ni la
hermenéutica. Se inserta, por tanto, en la nueva ruptura epistemológica que
abandona nociones como la linealidad y la objetividad en la construcción de
conocimiento, y aboga por un acercamiento circular y holístico del objeto de
estudio.
Siendo una obra que funge como organizadora de gran parte del
conocimiento producido por la Escuela de Palo Algo, Teoría de la
comunicación humana presenta una completa aportación al vasto mundo de las
teorías de la comunicación. Sin embargo, y paradójicamente, este libro no goza
en la actualidad de una presencia caudal en el campo académico de la
comunicación. El predominio de los enfoques empírico-positivistas, por un lado,
y la primacía de los estudios sobre medios de difusión, por el otro, pueden ser
algunos de los factores causantes de esta situación.
El objeto específico de esta obra es la interacción, entendida como
matriz fundamental de toda comunicación humana. La interacción ha sido, sin
duda alguna, uno de los principales campos de preocupación de disciplinas como
la Psicología Social y la Sociología Fenomenológica, y desde enfoques menos
sociológicos, también ha sido objeto básico de los estudios realizados desde la
teoría Cibernética.
Esta obra está escrita en los años setenta, en la época de desarrollo
del campo de la comunicación en Estados Unidos. Sin embargo, y pese a situarse
en el contexto pionero de la creación científica en comunicación, Teoría de
la comunicación humana no fue una obra escrita específicamente para y desde
el campo de la comunicología. Más bien, sus aportaciones fueron encaminadas a
enriquecer los estudios sobre terapias sistémicas, y el campo de la psicología
y la psiquiatría en general.
En cuanto al género, se trata de un libro fundamentalmente teórico, lo
cual no significa que esté vació de ejemplos ilustrativos. Para el campo de la
comunicación, la complejidad de la obra puede radicar en la especialización del
lenguaje usado, así como en la ubicación del centro de la reflexión en los
procesos interpersonales de interacción y no en los procesos de difusión de
información que tienen lugar a través de los medios masivos.
Teoría de la comunicación humana consta de
una introducción, siete capítulos y un epílogo. El orden de exposición es de lo
general a lo particular. Así, los primeros capítulos exponen los fundamentos
generales de la comunicación humana siguiendo la propuesta de la Escuela de
Palo Alto, mientras que los tres últimos capítulos contienen ejemplos de
análisis concretos en los ámbitos de la literatura y la psicoterapia. Este
último tema se encuentra desarrollado a partir de los conceptos de comunicación
patológica, doble vínculo, paradoja y perturbaciones de la comunicación. El
epílogo es una síntesis de las ideas expuestas en los capítulos, y ofrece
también una comparación entre la teoría de la comunicación humana propuesta por
la Escuela de Palo Alto, por un lado, y la perspectiva existencial sobre lo
humano, por el otro.
El segundo
capítulo es fundamental porque en él se exponen los denominados axiomas de la
comunicación humana, esto es, los fundamentos de la comunicación de los que
partieron todos los estudios realizados desde la Escuela de Palo Alto. También
el cuarto capítulo es especialmente importante, ya que en él se exponen las
características del sistema interaccional, la propuesta teórica básica de la
escuela. Los últimos capítulos son más importantes para el ámbito de la
psicoterapia y la psicología en general, aunque también aportan numerosos
conceptos e ideas para la comunicación.
Pese a proceder de la Psicología Social y la Sociología Fenomenológica,
este libro debiera ser considerado un clásico dentro del campo de la
comunicología, sobre todo para las aproximaciones realizadas desde los enfoques
sistémicos. Fundamentalmente, Teoría de la comunicación humana ofrece al
lector un completo espacio conceptual para la aproximación teórica y empírica a
todo lo relacionado con la interacción y los procesos de comunicación
interpersonales.
Por todo lo anterior, se puede decir que esta obra es importante porque
establece un diálogo entre la comunicología y las ciencias psicológicas, sobre
todo en la vertiente de las psicoterapias. La consolidación de los estudios
sobre medios de difusión, así como la emergencia y consolidación de los
estudios culturales en las dos últimas décadas, ha ensombrecido la importancia
de esta obra en el campo académico de la comunicación.
Watlawick,
Beavin y Jacskon son tres actores fundamentales dentro de la Escuela de Palo
Alto. Su trayectoria de producción bibliográfica tiene un eje conceptual
central: la interacción. En la mayoría de los casos las obras de estos autores
están enfocadas al ámbito de las psicoterapias, de las terapias sistémicas, de
ahí que la comunicación patológica y sus perturbaciones –objetivadas en casos
de enfermedades como la esquizofrenia- tomen especial relevancia dentro de la
producción de la Escuela de Palo Alto. Esta obra es la suma de los trabajos
realizados desde esta escuela, ya que en ella se recogen no sólo aspectos
teóricos generales acerca de la pragmática de la comunicación humana, sino que
también se exponen análisis prácticos, de casos, que ilustran la teoría.
Referencia:
Watzlawick, Paul (et.al.). (1971). Teoría de la comunicación humana. Interacciones, patologías y
paradojas, 1ª Edición. Buenos Aires: Tiempo Contemporáneo, 258 páginas.
Traducción de Noemí Rosenblatt.
Ejemplo 3.
Un libro mal construido
Sociedad colombiana de
Arquitectos. (1998). XVI Bienal
colombiana de arquitectura. Bogotá: Villegas Editores, 247 págs.
A lo largo de los años la Bienal se ha convertido
en el instrumento más adecuado para tomarle el pulso a la arquitectura
colombiana. Son muchos los profesionales que trabajan seriamente para
presentarse a esta convocatoria. De esta manera ser seleccionado o, mejor,
obtener algún reconocimiento en sus distintas categorías, constituye un motivo
de orgullo y de merecida consagración.
Los
volúmenes de la Bienal, en su formato mayor, forman parte de muchas bibliotecas
y constituyen motivo de consulta por su valiosa información contenida, ya que
es el "órgano oficial" con el que cuenta el gremio arquitectónico colombiano
para cimentar su memoria.
Pero en el presente caso, en la XVI Bienal, las cosas parecen haber cambiado
sustancialmente, pues salta a la vista que apenas cumple con sus generosas
características que le habían dado su propia identidad, como son la información
completa, el sano equilibrio entre texto, fotografía y planos, y la inclusión
de un amplio número de seleccionados.
La
impresión, diagramación y bella factura, que son el denominador común de los
libros de Villegas Editores, no pueden ocultar el gran vacío que se asoma entre
sus páginas. Al contrario, lo agranda. Si bien es cierto que los textos de
Silvia Arango son, como es su costumbre, claros, concisos e ilustrativos su
propio contenido -es decir, el trabajo de los arquitectos, tanto fotográfico
como planimétrico-, está desvirtuado.
Ha
coincidido la opinión de muchos arquitectos, incluidos o no en este volumen -y
la aclaración es importante- y de muchos otros no arquitectos, en señalar que
el presente volumen es a todas luces insuficiente e incompleto, donde prima más
el criterio estético -léase las grandes fotos, la diagramación soberbia, la
calidad editorial- que el trabajo profesional. Pareciera que este libro fuera
dirigido no a los arquitectos ni a los estudiantes de arquitectura, sino a
personas que les bastara una visión rápida y superficial sobre el quehacer
arquitectónico colombiano para saberlo todo al respecto, lo que traiciona el
espíritu de la Bienal, ya que ésta siempre ha sido rigurosa, profunda, objetiva
y plural.
En
muchos casos, la información planimétrica que acompañan los proyectos es insuficiente,
lo que en un libro como este -léase el libro de la BIENAL, con mayúsculas- es
un desacierto monumental. Quienes a lo largo de los años conocen y coleccionan
estos "testimonios" saben de sobra que los planos están completos,
todas las plantas y los alzados cumplen con la función principal de ver el
"trabajo invisible", como dijera Paul Valéry. La labor del arquitecto
es el oficio de hacer habitable el espacio. Por lo tanto, en la medida en que
tengamos más datos sobre problemas estructurales, sobre su función, sobre las
características del terreno, sobre las áreas destinadas a tal o cual actividad,
podremos juzgar en propiedad un trabajo arquitectónico. Lamentablemente, este
placer y esta necesidad, están abolidos en esta publicación. Baste poner el
ejemplo de un edificio tan valioso e interesante como es Quebrada la Vieja de
Konrad Brunner, pues por carecer de los planos adecuados no se puede entender
cómo solucionó problemas de pendiente así como varias plantas de su espléndida
edificación.
Por
otra parte, los arquitectos seleccionados tuvieron que pasar por el costoso
calvario de contratar un fotógrafo para este libro, o de aceptar el fotógrafo
de la editorial, con el consecuente incremento de precio. Esto no pasaría de
ser una simple anécdota, si no fuera porque en algunos casos los honorarios
recibidos por las obras fueron inferiores a la suma que había que poner para
participar en esta publicación, lo que no deja de ser una situación paradójica,
que merece más atención para el futuro. Otro de los fallos de este libro
consiste en que en la categoría de Restauración se ha suprimido de un plumazo
el "antes", algo absolutamente indispensable para juzgar el mérito
del arquitecto.
Ha llegado
el momento de poner las cosas claras. Es una verdad irrefutable que los libros
de Villegas cumplen una función de divulgación del arte, de los artistas y
artesanos de Colombia realmente admirable y que sus aciertos son justamente
merecidos. Pero de ahí a que el lenguaje del arquitecto tenga que desvirtuarse
por criterios comerciales no parece lo más conveniente, ni para la
arquitectura, ni para los arquitectos seleccionados, ni para la Bienal, ni para
la propia editorial.
Remontémonos por un momento a Casa
moderna, del mismo sello editorial. En éste no hay un solo plano, un solo
dibujo, un solo boceto, por no entrar en otros aspectos. Puede esgrimirse en su
defensa que ese volumen va dirigido a un público que desea "ver",
"deleitarse", "tener un panorama" sin mayores
complicaciones, de la arquitectura colombiana.
Pero en el presente caso las cosas son bien distintas. Primero, porque es la
Bienal de Arquitectura Colombiana, el mayor evento de este tipo con que cuenta el
país. Segundo, porque está avalado por nada más ni nada menos que la Sociedad
Colombiana de Arquitectos, según consta en el copyright. Y tercero, y no
por eso menos importante, porque es un libro imprescindible de consulta entre
los consagrados como los aspirantes a serlo como los estudiantes de
arquitectura o como por los que no son ni lo uno ni lo otro ni lo otro.
Por lo tanto, para hablar en términos de mercadeo, el "público
objetivo" es totalmente diferente.
Quisiéramos
ver la cara de un estudiante de arquitectura de sexto semestre al intentar
comprender un edificio, léase el majestuoso e imponente de Daniel Bermúdez, al
cual le han suprimido muchos planos, como por ejemplo los de la circulación.
Por lo menos quedará horrorizado. Es tan grave esto como si a Cien años de
soledad el editor le hubiera cortado el final porque el libro estaba
quedando muy largo. Quisiéramos ver la cara de asombro de un profesor de
arquitectura de Canadá o Austria o España, al comprobar que la calidad gráfica
del libro no se compadece con la insuficiencia de la información, vital en este
tipo de publicaciones. Y finalmente, para no alargar la lista de la Historia
Universal de la Infamia, quisiéramos ver la mueca de desaprobación de los
propios arquitectos incluidos al comprobar que su obra no está lo
suficientemente clarificada.
En un país como el nuestro,
donde la tradición y calidad arquitectónica cuentan con unreconocimiento
internacional, flaco favor hace este libro en aras de apuntalar su seriedad.
¿Valdrá la pena satisfacer los gustos de una clientela medianamente interesada
sacrificando los principios básicos de la Bienal? La respuesta está implícita
en los renglones anteriores.
Ramón Cote Baraibar
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